Discusiones entre el alma, la razón y el espíritu: Las coincidencias


Son las nueve de la noche, el cielo como es normal esta bastante oscuro. A mi casa me llega una invitación con carácter urgente, su asunto reflejaba bastante importancia. Decía “Invitación a la descomposición de palabras aleatorias”. Su remitente se apoda como el ser racional.
Al ser de carácter urgente me vestí rápidamente y me dirigí al lugar de la reunión. En el sitio se encontraba el remitente de la carta. Era un hombre elegante de buen parecer y su educación lo definía por completo. Era un hombre exquisito. Este se presento ante mi como la razón. En el lugar había dos invitados más. Eran una mujer y un hombre un tanto peculiar. La mujer era bastante hermosa, su esbelta figura y sus impactantes ojos lo dejaban a uno sin palabras. El hombre parecía su acompañante y se veía bastante reservado.
El lugar en el cual nos encontrábamos nos invito a pasar a la mesa para degustar unos exquisitos platos. Después de que nuestros estómagos estuvieron llenos la Razón tomo la palabra y procedió a explicar el motivo de la reunión.
La Razón explico que nos reunía a todos nosotros porque durante los últimos días una palabra comenzó a resonar en su cabeza y esta no desaparecía. La mujer rápidamente intervino diciendo que a las palabras no hay que darles muchas vueltas y simplemente dejar que actúen según su significado. La razón volvió a tomar control de la conversación y se dirigió a la mujer citando su nombre. Alma creo que esta palabra puede hacerte pensar bastante, esta palabra se define como coincidencia.
El alma respondió y concluyo que las coincidencias ocurren porque así el destino lo premedito y que nuestra forma de actuar debe ser según como intervengan nuestras emociones. La razón no estaba de acuerdo con esta opinión ya que la misma decía que todo debe tener una causa y efecto y para cada efecto debemos tener una acción para responder.
Mientras la acalorada conversación continuaba el acompañante del alma interrumpió y se presentó. Este se llamaba así mismo como el Espíritu y decía que él podía lograr la conexión entre lo divino y lo natural. Mientras los dos personajes del pleito se calmaban el comenzó a presentar la conclusión de todo lo que había escuchado.
Creo que las coincidencias resultan de las decisiones que tomamos en nuestra vida y estas afectan nuestras emociones porque son respuestas inesperadas a los planes que ya teníamos formados. Por lo tanto, para poder recibir una coincidencia de la mejor forma hay que equilibrar la balanza entre el alma y la razón. Solo tengo una objeción a los pensamientos presentados por la razón y el espíritu. Las coincidencias no existen en el mundo terrenal debido a que el destino ya esta determinado por un ser al que no logramos entender. El ser que determina el destino dijo un día.

 Así que no depende del que quiere, ni del que corre, sino de Dios que tiene misericordia.
Romanos 9:16

Tanto el alma como la razón no pudieron argumentar esa respuesta. La reunión acabo y en pocos minutos me encontraba en mi cama pensando en las conclusiones arrojadas en la reunión. Lo único que pude responderme fue que en algún momento el todopoderoso iba a determinar algo y que esa determinación iba a ser resultado de una coincidencia donde encontrábamos el amor, la esperanza y la gratificación. Así acabe mi día esperando que mi cuerpo despertara y que este fuera una coincidencia determinada por el creador.

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