La Presencia del Ausente


No puedo abrir mis ojos, estoy atrapado nadando en un líquido un tanto extraño, me comienzo a sentir asustado. Inmediatamente un palpitar me relaja y durante ocho meses estoy en paz sin ninguna preocupación, al noveno mes siento que mi morada se hace más pequeña, trato de hacerla más grande pero mi fuerza no es suficiente, al ver que mis esfuerzos eran insuficientes, tomo una de las decisiones más arriesgadas, dejo mi confortable alojamiento para ser recibido por una brisa un tanto fría, la brisa comienza a despertar mis sentidos, mi pequeño cuerpo comienza entumecerse, e innegablemente suelto mi primer llanto, alguien de color blanco me recibe y me envuelve en una suave manta de algodón, a pesar de que la manta transmite un calor confortable y me quita el entumecimiento de mi cuerpo, el lugar en el que me encuentro todavía es desconocido para mí, indudablemente una sensación de temor comienza a llenar mi cuerpo, supongo que es la primera vez que siento esto, el sujeto de blanco me traslado sobre el pecho de una persona, al principio no sé cuál era el objetivo del sujeto de blanco, pero lo que inmediatamente reconocí al estar encima de esta persona fue el palpitar que me relajaba y  una sensación de calor un tanto diferente, esa transferencia de energía era diferente a cualquier otra que haya sentido, transmitía sentimientos y me hacía sentir seguro, la combinación de todas estas cosas formaban en mi unas ganas de vivir inexplicables, poco tiempo después de estar recostado comencé a percibir una suave combinación de vibración y ondas que llegaban a mis frágiles oídos, mi cerebro logro traducir esta extraña codificación que me decía:
            -Hola hijo, soy tu mamá 
Era la primera vez que escuchaba esto, estas palabras llenaban mi tanque de amor. Mientras iba creciendo la palabra mamá se comenzaba a tornar parte de mi lenguaje natural, una palabra que cuando la decía, de alguna forma transmitía un fulgor de sentimientos, pero a pesar de que iba creciendo mi vida fue llenándose de errores, no obstante, mi mamá siempre estuvo ahí para corregirme, disciplinarme y amarme sin ninguna condición, siempre lista para escucharme gritar, hablar y susurrar esas dichosas palabras que tengo tan grabadas en mi memoria. 
            -Mamá, tengo hambre.
            -Mamá puedo ir a jugar…
            -Mamá, no era mi intención.
Esa palabra cada vez que la pronunciaba llenaba mi corazón sin yo darme cuenta, siempre tenía diferente composición gramatical y fonética. Mama, mami, mamita, esta expresión según la situación transmitía diferentes sentimientos, hay veces transmitía amor, otras veces angustia, y alguna que otra vez ira, no sé porque un simple vocablo lograba transmitir tanto, lo que sé es que el sentimiento del amor siempre permanecía, esta persona al igual que la palabra mamá se hizo tan fundamental en mi vida que hasta llegue a pensar que siempre me serviría de apoyo, protección y felicidad, ahora que esa persona desapareció de mi vida solo siento un vacío que nada podrá llenar, la muerte cumplió su propósito, se llevó mi alma con ella, solo queda un cajón vació con recuerdos de todos los momentos especiales, trato de volver en el tiempo y volver a escuchar esa dulce voz que me consolaba cada vez que la tristeza llenaba mi alma.
Tanto desee volver en el tiempo y volver a experimentar las cosas del pasado, que en un momento mi cabeza me llevo a un lugar lleno de oscuridad, no sabía dónde estaba, solo sé que mi cuerpo comenzó a llenarse del más profundo miedo, quería salir de ese sitio desesperadamente, a lo lejos escuche un  sonido demasiado familiar, corrí hacia el en busca de refugio, cuando llegue al origen del sonido, este desapareció abruptamente, mi alma iba colapsar nuevamente, pero una voz cerca de mi oído me susurro y dijo:
-Yo te coloque en el vientre de tu madre por un propósito y hasta que lo cumplas te acompañare todos los días de tu vida, te vi crecer, cometer errores y vivir los momentos más felices de tu vida, te llene de esperanza cuando tu alma más la necesitaba.
No sabía lo que estaba pasando, solo que cada vez que esa gran voz se pronunciaba llenaba mi alma de paz y tranquilidad. Pero aun así en mi cabeza comenzaban a surgir demasiadas preguntas.
-  ¿Por qué me dejaste solo?
-  ¿Por qué me quitaste la razón de mi felicidad?
-  ¿Por qué no se la arrebataste a la muerte?
La gran voz con un susurro apaciguo mis pensamientos, me lleno de paz y con una tranquilidad sin igual fue respondiendo algunas de las preguntas que rondaban por mi cabeza.
-Nunca te he dejado solo y nunca lo hare, porque desde ahora yo me hare cargo de ti, no te faltara nada, porque Yo Soy Tu Padre.
Porque ahora tu felicidad no estará basada en una persona, sino que cada día mi presencia hará que tu felicidad y alegría sea renovada constantemente. 
Una de las preguntas que hiciste fue por qué la deje morir ¿Cierto?
Respondí con veracidad.
            -Si.
La gran voz suspiro y respondió con paciencia y tranquilidad
 -Ella es mi hija, estuvo con un propósito junto a ti, ahora ella ya cumplió su misión y está disfrutando al lado mío.
Y ahora yo te digo:
Yo decidí ser tu padre para darle esperanza a tu corazón afligido. Y te pregunto a ti 

¿Me aceptarías como tu madre?
Salmos 27:10
Aunque mi padre y mi madre me abandonen, tú, Señor, te harás cargo de mí.
Jeremías 1:5
Antes de darte la vida, ya te había yo escogido; antes de que nacieras, ya te había yo apartado; te había destinado a ser profeta de las naciones.


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